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Este blog encuentra su propósito en El Libro, la Experiencia y el Camino.

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Sin la experiencia todo es dudoso, con la experiencia de la Fuerza tenemos evidencias profundas

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...y no necesitamos de la fe para reconocer lo Sagrado.

imágenes de los móviles

Las imágenes para los móviles con los principios fueron diseñados por Rafael E.



Principio de adaptación...
1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.




Principio de acción y reacción...
2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.





Principio de acción oportuna...
3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.





Principio de proporción...
4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto no aisladamente.





  
Principio de conformidad...
5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.





Principio de placer...
6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.





Principio de acción inmediata...
7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas.




Principio de acción comprendida...
8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz no cuando quieras resolverlos.




Principio de libertad...
9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.




Principio de solidaridad...
10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas.





Principio de negación de los opuestos...
11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.






Principio de acumulación de las acciones...
12. Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.

  


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LOS PRINCIPIOS ...M O V I L E S







Los Principios Móviles

Una actividad para colgar en los árboles de tu barrio
y también para jugar  ...

A continuación algunas explicaciones sobre el tema de la campaña


MOVILES: Los Principios de Acción Válida




Tú tienes impulsos internos. Tus impulsos internos no siguen la dirección propuesta por un modelo formal. Esta es una de las grandes críticas que se hizo a las filosofías del siglo XIX. Estas filosofías están negando una conducta humana y un quehacer humano que no responden en nada a los impulsos de la vida, que al contrario van a contramano de los impulsos de la vida.
Entonces surgió una corriente muy fuerte, que se llamó Vitalismo. En esa corriente estaban Schopenhauer y también Nietzche. Mas adelante en el siglo XX apareció un personaje, español, que dijo: Efectivamente el tema es la vida, pero hay que entender la vida, y no solamente seguir los impulsos de la vida. Hay que poner la razón al servicio de los impulsos de la vida.
Entonces surgió lo que se llama el Racio-vitalismo, y el personaje es Ortega y Gasset. Todos los otros filósofos estaban en la esfera del pensamiento, como si uno no tuviera vísceras, pulsiones, etc. sino todo era perfecto, racionalidad pura, todo como "debe ser", la verdad, la belleza y el bien.
Pero uno nunca se corresponde con eso en nada. Por ej. las virtudes teologales, cómo te puedes corresponder con esos modelos? Si uno se siente mas identificado con los pecados capitales, la ira, la lujuria, la gula, y uno se siente culpable por eso. Pero son impulsos de la vida.
Entonces, no te están proponiendo ninguna dirección, sino que te están negando los impulsos y proponiéndote otra cosa: que no desees, que seas casto, que no goces la comida, que tengas templanza, que no movilices hormonas, ni te enfurezcas, al contrario: que tengas paciencia. Te están diciendo todo lo contrario. Te están diciendo: "No, esto no debe aparecer, y si aparece: es pecado y te genera culpa.

Esto es lo apolíneo. Están negando una parte de tí, como si esa parte de ti fuera intrínsecamente mala, porque no se corresponde con ese otro modelo, que en realidad no es de ti, sino que es más de la cultura que de ti.

Si tú tomas los Principios, puedes ver que son leyes de vida, de luz, de evolución y que te muestran cómo funcionan las cosas. "Ir contra la evolución de las cosas...", te está diciendo que las cosas tienen evolución, te están mostrando cómo funciona la vida. Lo mismo cuando dice: "Forzar las cosas hacia un fin....", "Oponerte a...", te está enseñando cómo funcionan las cosas y no qué debes hacer. Tú eliges.

Tú tienes que empezar a tomar contacto con tu parte dionisíaca, esa parte que le gusta y quiere gozar de la vida, tienes que darle paso, dejarla fluir, reconciliarte con ella.








(Comentarios de Silo...)

MOVILES: Los Principios de Acción Válida



El capítulo XIII expone los “Principios de acción válida”. Se trata de la formulación de una conducta en la vida, que se expone a quienes deseen llevar adelante una vida coherente, basándose en dos registros internos básicos: el de unidad y el de contradicción. De este modo, la justificación de esta “moral” se encuentra en los registros que produce y no en ideas o creencia particulares relativas a un lugar, a un tiempo, o a un modelo cultural. El registro de unidad interna, que se desea evidenciar, está acompañado por algunos indicadores a tenerse en cuenta: 1.- sensación de crecimiento interno; 2.- continuidad en el tiempo y 3.- afirmación de su repetición a futuro. La sensación de crecimiento interno, aparece como una indicador verdadera y positiva acompañada siempre de la experiencia de mejoramiento personal, en tanto que la continuidad en el tiempo permite comprobar  en situaciones posteriores al acto, o imaginadas con posterioridad al acto, o cotejadas en el recuerdo con  situaciones posteriores al acto, si este  no varía por el cuadro de situación. Por último, si pasado el acto se experimenta como deseable su repetición, decimos que se afirma en la sensación de unidad interna. Contrariamente, los actos contradictorios pueden poseer algunas de las tres características de los actos unitivos, o ninguna de ellas, pero en ningún caso poseer las tres características de los actos unitivos.

Sin embargo, existe otro tipo de acción, que no podemos estrictamente llamar “válida”, ni tampoco “contradictoria”. Es la acción que no obstruye el propio desarrollo, ni que provoca tampoco mejoramientos considerables. Puede ser más o menos desagradable o más o menos placentera; pero ni agrega ni quita desde el punto de vista de su validez. Esta acción intermedia es la cotidiana, la mecánicamente habitual, tal vez necesaria para la subsistencia y la convivencia, pero no constituye en sí un hecho moral, de acuerdo al modelo de acción unitiva o contradictoria según venimos examinando. A los Principios, llamados “de acción válida” se los clasifica como: 1.- principio de adaptación; 2.- de acción y reacción; 3.- de acción oportuna; 4.- de proporción; 5.- de conformidad: 6.- del placer; 7.- de la acción inmediata; 8.- de la acción comprendida; 9.- de libertad; 10.- de solidaridad; 11.- de negación de los opuestos y 12.- de acumulación de las acciones.


Comentarios a “El Mensaje de Silo”
Silo -  Centro de Estudios de Punta de Vacas  03/ 03/ 2009.


MOVILES: Los Principios de Acción Válida




XIII. Los Principios


Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como el rayo.
Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, “lo que se debe hacer” no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución.

He aquí los llamados “Principios” que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.

1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.
2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.
3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.
4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto no aisladamente.
5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.
6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.
7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas.
8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz no cuando quieras resolverlos.
9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.
10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas.
11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.
12. Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.

Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema, inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquéllos te mueven o te incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado.

Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.

Silo, La Mirada Interna

MOVILES: Los Principios de Acción Válida




Unidad y Contradicción
Casi todos los actos que realizamos a diario, tienen un carácter rutinario y en gran medida se apoyan en hábitos adquiridos por su repetición durante mucho tiempo.
También efectuamos actos que en lugar de dejarnos indiferentes como aquellos que reiteramos de continuo, nos entregan una sensación de plenitud o de malestar.
Hay acciones que nos dan una buena sensación y luego, al recordarlas, quisiéramos repetirlas nuevamente. Tienen, además, la característica de ser cosas que no hastían, sino que al efectuarlas dejan el registro de mejoría, de crecimiento interno. Comer un manjar agradable nos entrega una sensación placentera, pero podríamos hastiarnos si insistiéramos más allá de ciertos límites. Además, al recordar el manjar en un momento de hambre, quisiéramos volver a comerlo, pero cada vez que lo lográramos tendríamos sensación de saciedad, pero no de mejora personal o de crecimiento interno.
Otro tipo de acciones nos dejan una sensación agradable en el momento, pero al recordarlas nos traen malestar. Si, por ejemplo, para aliviar nuestras tensiones momentáneas agredimos a alguien, es posible que en ese momento registremos una liberación interna, pero luego surgirá algo parecido al arrepentimiento y comprenderemos que tal cosa no será buena de repetir; también advertiremos que esa forma de proceder no nos hace crecer internamente, no nos mejora.
Los actos que dan unidad interna tiene siempre esas cualidades: 1º dan buen registro al efectuarlos; 2º se los quisiera repetir; 3º se sienten como una mejora personal. Si alguno de esos tres requisitos está ausente, es porque estamos en presencia de acciones habituales necesarias para la vida pero un tanto neutras; o bien acciones placenteras momentáneas; o, por último, acciones contradictorias.
Los actos unitivos o contradictorios se sienten en el momento, se los recuerda de un modo característico y predisponen futuras conductas. De manera que eludir la contradicción y reforzar los actos de unidad interna, es de suma importancia. La disposición a lograr una vida unitiva, marca el comienzo de un verdadero sentido y de una nueva orientación en la conducta diaria. La observación de los principios de los que nos habla el capítulo XII de La Mirada Interna, nos lleva directamente a realizar actos válidos que dan unidad interna y que alejan de la contradicción.
Así, por ejemplo, el “Principio de acumulación de las acciones” dice así:
“Los actos unitivos y contradictorios se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte”.
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  • Tema formativo Nº 7. Manual de Temas Formativos y Prácticas para Mensajeros
  • Bibliografía, El Libro de La Comunidad.

    MOVILES: Los Principios de Acción Válida



    La Acción Válida
    ¿Cuál es la acción válida? A esta pregunta se ha respondido, o se ha tratado de responder, de distintos modos y casi siempre teniendo en cuenta la bondad o la maldad de la acción. Se ha tratado de responder a lo válido de la acción. Es decir, se han dado respuestas a lo que desde antiguo ha sido conocido como lo ético o lo moral. Durante muchos años nos preocupamos por consultar acerca de qué era lo moral, qué era lo inmoral, lo bueno y lo malo. Pero básicamente, nos interesó saber qué era lo válido en la acción. Nos fueron respondiendo de distinto modo. Hubo respuestas religiosas, hubo respuestas jurídicas, hubo respuestas ideológicas. En todas esas respuestas, se nos decía que las personas debían hacer las cosas de un modo y también evitar hacer las cosas de otro modo. Para nosotros era muy importante obtener una clara respuesta sobre este punto. Era de mucha importancia por cuanto el quehacer humano, según tenga una dirección o tenga otra, desarrolla también una forma de vida distinta. Todo se acomoda en la vida humana según la dirección. Si mi dirección al futuro es de un tipo, mi presente se acomoda también a él. De manera que estas preguntas en torno a lo válido, lo inválido, lo bueno, lo malo, afectan no solo al futuro del ser humano, sino que afectan su presente. Afectan no solo al individuo, afectan a los conjuntos humanos, afectan a los pueblos.
    Diferentes posturas religiosas daban su solución. Así pues, para los creyentes de determinadas religiones, había que cumplir con ciertas leyes, con ciertos preceptos, inspirados por Dios. Eso era válido para los creyentes de esas religiones. Es más: distintas religiones daban distintos preceptos. Algunas indicaban que no debía realizarse determinadas acciones, para evitar cierta vuelta de los acontecimientos; otras religiones lo indicaban para evitar un infierno. Y a veces no coincidían tampoco estas religiones que en principio eran universales; no coincidían en sus preceptos y en sus mandatos. Pero lo más preocupante de todo esto consistía en que ocurría en zonas del mundo donde muchísimos de esos habitantes no podían cumplir, aun queriendo de muy buena fe, no podían cumplir con esos preceptos, con esos mandamientos, porque no los sentían. De manera que los no creyentes -que también para las religiones son hijos de Dios-, no podían cumplir esos mandatos, como si estuvieran dejados de esa mano de Dios. Una religión, si es universal, debe serlo no porque ocupe geográficamente el mundo. Básicamente debe ser universal porque ocupe el corazón del ser humano, independientemente de su condición, independientemente de su latitud. Así pues, las religiones, en su respuesta ética, nos presentaban ciertas dificultades.
    Consultamos entonces a otros formadores de conducta: los sistemas jurídicos. Estos son formadores, son moldeadores de conducta. Los sistemas jurídicos establecen de algún modo, aquello que debe hacerse o debe evitarse en el comportamiento de relación, en el comportamiento social. Existen códigos de todo tipo para reglar las relaciones. Hay hasta códigos penales, que preveen la punición para determinados delitos, es decir para comportamientos considerados no sociales, o asociales, o antisociales. Los sistemas jurídicos también han tratado de dar su respuesta a la conducta humana, en lo que hace al buen o mal comportamiento. Y así como las religiones han dado su respuesta, y está bien, y está bien para sus creyentes, también los sistemas jurídicos han dado su respuesta y está bien para un momento histórico dado, está bien para un tipo de organización social dado, pero nada dice al individuo que debe cumplir con una determinada conducta. Porque la gente razonable, sin duda advierte que es interesante que exista una regulación de la conducta social, a fin de evitar un caos total. Pero esta es una técnica de organización social, no es una justificación de la moral. Y por cierto que según su desarrollo y según su concepción, las distintas comunidades humanas tienen normas de conducta jurídicamente regladas, que a veces se oponen. Los sistemas jurídicos no tienen validez universal. Sirven para un momento, para un tipo de estructura, pero no sirven para todos los seres humanos, ni sirven para todos los momentos y todas las latitudes; y lo más importante de todo, nada dicen al individuo acerca de lo bueno y lo malo.
    También consultamos a las ideologías. Las ideologías son más amigas de los desarrollos y bastante más vistosas en sus explicaciones, que los chatos sistemas legales, o tal vez que los preceptos o las leyes traídas desde las alturas. Algunas doctrinas explicaban que el ser humano es una suerte de animal rapaz, es un ser que se desarrolla a costa de todo y que debe abrirse paso a pesar de todo, a pesar inclusive de los otros seres humanos. Una suerte de voluntad de poderío es la que está detrás de esa moral. De algún modo esa moral que puede parecer romántica, es sin embargo exitista, y nada dice al individuo en cuanto a que las cosas le salgan mal en sus pretensiones de voluntad de poderío.
    Hay otro tipo de ideología que nos dice: por cuanto todo en la naturaleza está en evolución, y el ser humano mismo es producto de esta evolución, y el ser humano es el reflejo de las condiciones que se dan en un momento dado, su comportamiento va a mostrar el tipo de sociedad en que vive. Así pues, una clase va a tener un tipo de moral y otra va a tener otro tipo de moral. De esta manera, la moral está determinada por las condiciones objetivas, por las relaciones sociales y por el modo de producción. No hay que preocuparse mucho, por cuanto uno hace lo que mecánicamente está impulsado a hacer aunque, por razones publicitarias, se hable de la moral de una clase o la mora de otra. Limitándonos al desarrollo mecánico, yo hago lo que hago porque estoy impulsado en tal sentido. ¿Dónde está el bueno y dónde está el malo?... Hay solamente un choque mecánico de partículas en marcha.
    Otras singulares ideologías nos decían cosas como estas: la moral es una presión social que sirve para contener la fuerza de los impulsos y esta contención que efectúa es una suerte de super-yo, esta comprensión que hace en el caldero de la conciencia permite que aquellos impulsos básicos se vayan sublimando, vayan tomado cierta dirección...
    De modo que nuestro pobre amigo, que ve pasar a unos y a otros con sus ideologías, se sienta de pronto en la acera y dice: "que es lo que yo debo hacer, porque acá me presiona un conjunto social, yo tengo impulsos y parece que éstos se pueden sublimar, siempre que yo sea artista. De otro modo, o me tiendo en el sofá del psicoanalista o terminaré en la neurosis." Así pues, la moral en realidad es una forma de control de estas presiones que, sin embargo, a veces debordan el caldero.
    Otras ideologías, también psicológicas, explicaron lo bueno y lo malo según la adaptación. Una moral conductual adaptativa, algo que permite encajar en un conjunto y en la medida en que uno desencaja de ese conjunto, se segrega de ese conjunto, tiene problemas. Así que más vale andar “derechito”, y encajar bien en el conjunto. La moral entonces nos dice que es lo bueno y que es lo malo, de acuerdo a la adaptación que debe establecer el individuo, al encaje que el individuo tenga en su medio. Y está bien... es otra ideología.
    Pero en las épocas de las grandes fatigas culturales, como sucedió ya repetidamente en otras civilizaciones, surgen las respuestas cortas, inmediatas, acerca de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer. Me estoy refiriendo a las llamadas “escuelas morales de decadencia”. En distintas culturas (ya en su ocaso), surgen suertes de moralistas que muy rápidamente tratan de acomodar sus comportamientos como buenamente pueden, a fin de dar una dirección a su vida. Están algunos que dicen más o menos esto: "La vida no tiene ningún sentido, y como no tiene ningún sentido, puedo hacer cuanto me plazca... si puedo". Otros dicen: "Como la vida no tiene mucho sentido (Risas), debo hacer aquellas cosas que me satisfacen, que me hacen sentir bien, a costa de todo lo otro". Algunos más afirman: "Ya que estoy en una mala situación y hasta la misma vida es sufrimiento, debo hacer las cosas guardando ciertas formas. Debo hacer las cosas como un estoico". Así se llaman esas escuelas de la decadencia: las escuelas estoicas.
    Detrás de estas escuelas, aunque sean respuestas de emergencia, hay también ideología. Está, parece, la ideología básica de que todo ha perdido sentido, y se responde de urgencia a esa pérdida de sentido. Actualmente, por ejemplo, se pretende justificar la acción con una teoría del absurdo, en donde aparece de contrabando el “compromiso”. Sucede que estoy comprometido con eso, y por tanto debo cumplir. Se trata de una especie de coacción bancaria. Es difícil comprender que pueda establecer un compromiso si el mundo en que vivo es absurdo y termina en la nada. Por otra parte, esto no otorga ninguna convicción al que declama tal postura.
    Así pues las religiones, los sistemas jurídicos, los sistemas ideológicos, las escuelas morales de la decadencia, han trabajado para dar respuesta a este serio problema de la conducta, para establecer una moral, para establecer una ética, porque todos ellos han advertido la importancia que tiene la justificación o no justificación de un acto.
    ¿Cual es la base de la acción válida? La base de la acción válida no está dada por las ideologías, ni por los mandatos religiosos, ni por las creencias, ni por la regulación social. Aun cuando todas estas cosas sean de mucha importancia, la base de la acción válida no está dada por ninguna de ellas, sino que está dada por el registro interno de la acción. Hay una diferencia fundamental entre la valoración que parece provenir del exterior, y esta valoración que se hace de la acción por el registro que el ser humano tiene de lo que precisamente hace.
    ¿Y cuál es el registro de la acción válida? El registro de la acción válida es aquel que se experimenta como unitivo; es aquel que da al mismo tiempo sensación de crecimiento interno, y es por último aquél que se desea repetir porque tiene sabor de continuidad en el tiempo. Examinaremos estos aspectos de modo separado.
    El registro de unidad interna por una parte y la continuidad en el tiempo por otra parte.
    Frente a una situación difícil, puedo yo responder de un modo o de otro. Si soy hostigado, por ejemplo, puedo responder violentamente y frente a esa irritación que me produce el estímulo externo, y esta tensión que me provoca, puedo distenderme, puedo reaccionar violentamente y al hacerlo experimentar una sensación de alivio. Me distiendo. Así pues, y aparentemente, se ha cumplido la primera condición de la acción válida: frente a un estímulo irritante, lo saco de enfrente y al hacerlo me distiendo y al distenderme tengo un registro unitivo.
    La acción válida no puede justificarse simplemente por la distensión en ese instante, porque no se continúa en el tiempo sino que produce lo contrario. En el momento A produzco la distensión al reaccionar del modo comentado; en el momento B, no estoy para nada de acuerdo con lo que hice. Esto me produce contradicción. Esa distensión no es unitiva por cuanto el momento posterior contradice al primero. Es necesario que cumpla, además, con el requisito de la unidad en el tiempo, sin presentar fisuras, sin presentar contradicción. Podríamos presentar numerosos ejemplos en donde esto de la acción válida para un instante no lo es para el siguiente y el sujeto no puede, cabalmente, tratar de prolongar ese tipo de actitud porque no registra unidad sino contradicción.
    Pero hay otro punto: el del registro de una suerte de sensación de crecimiento interno. Hay numerosas acciones que todos efectuamos durante el día, determinadas tensiones que aliviamos distendiendo. Estas no son acciones que tengan que ver con lo moral. Las realizamos y nos distendemos y nos provoca un cierto placer, pero ahí quedan. Y si nuevamente surgiera una tensión, nuevamente la descargaríamos con esa suerte de efecto de condensador, en donde sube una carga y al llegar a ciertos límites se la descarga. Y así, con este efecto condensador de cargar y descargar, nos da la impresión de que estuviéramos metidos en una eterna rueda de repeticiones de actos, en donde en el momento en que se produce esa descarga de tensión, la sensación resulta placentera, pero nos deja un extraño sabor percibir que si la vida fuera simplemente eso, una rueda de repeticiones, de placeres y dolores; la vida, claro, no pasaría del absurdo. Y hoy, frente a esta tensión, provoco esta descarga. Y mañana del mismo modo... sucediéndose la rueda de las acciones, como el día y la noche, continuamente, independientemente de toda intención humana, independiente toda elección humana.
    Hay acciones, sin embargo, que tal vez muy pocas veces hayamos realizado en nuestras vidas. Son acciones que nos dan gran unidad en el momento. Son acciones que nos dan, además, registro de que algo ha mejorado en nosotros, cuando hemos hecho eso. Y son acciones que nos dan una propuesta a futuro, en el sentido de que si pudiéramos repetirlas, algo iría creciendo, algo iría mejorando. Son acciones que nos dan unidad, sensación de crecimiento interno, y continuidad en el tiempo. Esos son los registros de la acción válida.
    Nosotros nunca hemos dicho que esto sea mejor o peor, o deba coercitivamente hacerse: hemos dado más bien las propuestas y los sistemas de registros que corresponden a esas propuestas. Hemos hablado de las acciones que crean unidad, o crean contradicción. Y, por último, hemos hablado del perfeccionamiento de la acción válida, por la repetición de esos actos. Como para cerrar un sistema de registros de acciones válidas, hemos dicho: "Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte". Esto último habla no sólo del registro de unidad, de la sensación de crecimiento, de la continuidad en el tiempo. Eso habla del mejoramiento de la acción válida. Porque, es claro, no todas las cosas nos salen bien en los intentos. Muchas veces tratamos de hacer cosas interesantes y no salen tan bien. Nos damos cuenta que esas cosas pueden mejorar. También la acción válida puede perfeccionarse. La repetición de aquellos actos que dan unidad y crecimiento y continuidad en el tiempo, constituyen el mejoramiento de la misma acción válida. Esto es posible.
    Nosotros, en principios muy generales, hemos dado los registros de la acción válida. Hay un principio mayor, conocido como La Regla de Oro. Este principio dice así: "Trata a los demás como quieres que te traten a ti." Este principio no es cosa nueva, tiene milenios. Ha aguantado el paso del tiempo en distintas regiones, en distintas culturas. Es un principio universalmente válido. Se ha formulado de distintas maneras; se lo ha considerado por el aspecto negativo, diciendo algo así como: "No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti". Es otro enfoque de la misma idea. O bien, se ha dicho: "Ama a tu prójimo como a tí mismo". Es otro enfoque. Claro no es exactamente lo mismo que decir "trata a los demás como quieres que te traten". Y está bien, y desde antiguo se ha hablado de este principio. Es el más grande de los principios morales. Es el más grande de los principios de la acción válida. Pero, ¿cómo quiero que me traten a mí? Porque se da por sentado que será bueno tratar a los demás como uno quisiera que lo trataran a uno mismo. Y cómo quiero que me traten? Tendré que responder a eso diciendo que si me tratan de un modo me hacen mal y si me tratan de otro me hacen bien. Tendré que responder acerca de lo bueno y de lo malo. Tendré que volver a la eterna rueda de definir la acción válida, según una u otra teoría, según una u otra religión. Para mí será buena una cosa, para otra persona no será lo mismo. Y no faltará alguno que tratará muy mal a otro, aplicando el mismo principio; porque sucede que a él le gustará que lo traten mal.
    Está muy bien este Principio que habla así del tratamiento del otro, según lo bueno para uno, pero estará mejor saber qué es lo bueno para uno. Así las cosas, nos interesa ir a la base de la acción válida y la base de la acción válida está en el registro que se obtiene de ella.
    Si digo: "debo tratar a los demás como quiero que me traten", inmediatamente me pregunto: “¿por qué?” Habrá algún proceso en uno, habrá alguna forma en el funcionamiento de la mente, que crea problemas en uno cuando uno trata mal a los otros. Y ¿cómo puede ser ese funcionamiento? Si yo veo a alguien en muy mala condición, o veo a alguien de pronto que sufre un corte, o una herida, algo resuena en mí. ¿Cómo puede resonar en mí algo que le está sucediendo al otro? ¡Es casi mágico! Sucede que alguien sufre un accidente y experimento casi físicamente el registro del accidente en otro. Ustedes son estudiosos de estos fenómenos, saben bien que a toda percepción corresponde una imagen, y comprenden que alguna imágenes pueden tensar ciertos puntos así como otras pueden distenderlos. Si a toda percepción va correspondiendo una representación y de esa representación se tiene a su vez registro, es decir, una nueva sensación, entonces no es tan difícil entender cómo al percibir un fenómeno, y al corresponderse la imagen interna con ese fenómeno (al movilizarse esta imagen), tenga a su vez sensación en distintas partes de mi cuerpo o de mi intracuerpo, que se han modificado por acción de la imagen anterior. Me siento identificado cuando alguien sufre un corte, porque a la percepción visual de tal fenómeno, le corresponde un disparo de imagen visual, y correlativamente un disparo de imágenes cenestésicas y táctiles de las cuales, además, tengo una nueva sensación que termina provocando en mí el registro del corte del otro. No será bueno que trate yo a los demás de mala manera, porque al efectuar este tipo de actividad tengo el correspondiente registro.
    Hablaremos casi técnicamente. Para ello vamos a simular el funcionamiento de circuitos por pasos aún cuando sabemos que la estructura de la conciencia procede como una totalidad. Bien, una cosa es el primer circuito que corresponde a la percepción, representación, nueva toma de la representación y sensación interna. Y otra cosa es el segundo circuito, que tiene que ver con la acción y que significa algo así: de toda acción que lanzo hacia el mundo, tengo también registro interno. Esa toma de realimentación es, por ejemplo, la que me permite aprender haciendo cosas. Si no hubiera en mi una toma de realimentación de los movimientos que estoy haciendo, jamás podría perfeccionarlos. Yo aprendo a escribir a máquina por repetición, es decir, voy grabando actos entre acierto y error. Pero puedo grabar actos únicamente si los realizo. De tal modo que es desde el hacer, desde donde tengo registro. Permítanme esta digresión: hay un prejuicio grande que a veces ha invadido el campo de la pedagogía. Según esta creencia se aprende por pensar en lugar de hacer. Ciertamente, se aprende porque se tiene la recepción del dato, pero tal dato no queda simplemente memorizado sino que siempre se corresponde con una imagen que, a su vez, moviliza una nueva actividad: coteja, rechaza, etc y esto muestra la continua actividad de la conciencia y no una supuesta pasividad en la cual se aloja simplemente el dato. Esta realimentación es la que nos permite decir: “me equivoqué de tecla”. Así voy registrando la sensación del acierto y del error; así voy perfeccionando el registro del acierto, así se va fluidificando, y así se va automatizando la correcta acción del escribir a máquina. Estamos hablando de un segundo circuito. El primero se refería al dolor en el otro que yo registro en mí; el segundo circuito habla del registro que tengo de la acción que produzco.
    Ustedes conocen las diferencias que existen entre los actos llamados catárticos y los actos transferenciales. Los actos catárticos se refieren básicamente a las descargas de tensiones y ahí quedan. Los actos transferenciales, diversamente, permiten trasladar cargas internas, integrar contenidos, y facilitar el buen funcionamiento psíquico. Sabemos que allí donde hay islas de contenidos mentales, contenidos que no se comunican entre sí, hay dificultades para la conciencia. Si se piensa en una dirección, por ejemplo, pero se siente en otra, y finalmente se actúa en otra diferente, comprendemos que esto no encaja y que el registro no es pleno. Parece que únicamente cuando tendemos puentes entre los contenidos internos, el funcionamiento síquico se integra y permite avanzar unos pasos más. Se conocen técnicas transferenciales muy útiles que movilizan y transforman a determinadas imágenes problemáticas. Un ejemplo de esa técnica está presentada en forma literaria en las Experiencias Guiadas. Pero también sabemos que la acción, y no solo el trabajo de las imágenes, puede operar fenómenos transferenciales y fenómenos autotransferenciales. No será lo mismo un tipo de acción que otra. Habrá acciones que permitan integrar contenidos internos y habrá acciones tremendamente desintegradoras. Determinadas acciones producen en el ser humano tal carga de pesar, tal arrepentimiento y división interna, tal profundo desasosiego, que esta persona jamás quisiera volver a repetirlas. Y, desafortunadamente, han quedado tales acciones fuertemente ligadas al pasado. Aunque no se repitieran tales acciones en el futuro, seguirían presionando desde el pasado; sin resolverse, sin entregarse, sin permitir que la conciencia traslade, transfiera, integre sus contenidos, y permita al sujeto esa sensación de crecimiento interno de la que hemos hablado anteriormente.
    No es indiferente la acción que se realiza en el mundo. Hay acciones de las que se tiene registro de unidad, y acciones que dan registro de contradicción, de desintegración. Si se estudia esto cuidadosamente y a la luz de lo que se sabe en materia de fenómenos catárticos y transferenciales, este asunto (de la acción en el mundo, en lo que hace a la integración y desarrollo de los contenidos), quedará mucho más claro. Pero, desde luego, toda esta simulación de los circuitos para comprender el significado de la acción válida es un tema complicado. Entre tanto, nuestro amigo sigue diciendo: “¿Y yo qué hago?”. Nosotros registramos como unitivo y valioso llevar a ése que está sentado en la acera (sin referencia en su vida), estas cosas que minimamente conocemos, pero en palabras y en hechos sencillos. Si nadie hace esto por él, nosotros lo haremos (como tantas otras cosas que permitirán superar el dolor y el sufrimiento). Al proceder así, trabajaremos también para nosotros mismos.

    Las Palmas de Gran Canaria. 29/09/78.

    Tema formativo Nº 8. Manual de Temas Formativos y Prácticas para Mensajeros


    MOVILES: Los Principios de Acciòn Válida




    Los Principios de Acción Válida
    (Capítulo XIII, Los Principios, del libro La Mirada Interna y El Libro de La Comunidad)

    Introducción

    Tal como lo prueban hasta nuestros más remotos testimonios históricos, siempre parece haber habido un interés vital por distinguir acierto y error, bien y mal, pensamiento y conducta, correctos e incorrectos. En pocas palabras, toda cultura ha puesto mucho cuidado en definir para sus miembros lo que consideraba el código moral correcto.
    Los códigos morales no son un tema reservado a los filósofos, son algo vital para nuestra existencia; nuestro punto de vista sobre el bien y el mal no sólo afecta directamente nuestra situación actual, sino también la dirección de nuestra vida.
    Para nosotros, que estamos interesados en el crecimiento interno, es muy importante tener un conjunto de valores, un código moral que resuene con las leyes de la vida y no vaya en dirección contraria a ellas. Pautas universales, válidas para todo ser humano.
    Para nosotros, esas pautas son Los Principios.
    Los Principios nos ayudan a elegir la actitud y la acción más adecuada ante las distintas situaciones que la vida nos ofrece, a fin de ir mejorando personalmente, mejorando nuestras relaciones cotidianas, y construyendo un mundo acorde con nuestras aspiraciones más sentidas.

    Desarrollo

    “Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como el rayo. Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, "lo que se debe hacer" no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución. He aquí los llamados "Principios" que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.”
    1.      Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.
    2.      Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.
    3.      No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.
    4.      Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente.
    5.      Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.
    6.      Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.
    7.      Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas.
    8.      Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolverlos.
    9.      Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.
    10.    Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas.
    11.    No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.
    12.    Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.
    Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema, inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquellos te mueven o te incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado. Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.

    Recomendación para trabajar con Los Principios:

    Se sugiere la lectura de la Introducción y, primeramente, el conocimiento de todos los Principios.
    Luego, abordarlos de a uno, y meditarlo a lo largo de un período de tiempo (mínimamente una semana).
    Desde luego, el intercambio con otros es de fundamental importancia.

    Ejemplos de reflexión
    1.   Examinar momentos de la vida en los que no tuvimos conocimiento del Principio y, por tanto, obramos en contrario, nos ilustrará convenientemente sobre el significado del mismo.
    2.   Será más interesante aun reflexionar sobre el momento que estamos viviendo y estudiar las consecuencias de sufrimiento para nosotros y para nuestras personas más próximas, en caso de no tener en cuenta el Principio.
    3.   Cuando ha trabajado con un Principio, por ejemplo en la reunión semanal, trate de reflexionar sobre él unos minutos por día, antes de dormir. Piense en las dificultades que tuvo durante el día y trate de relacionarlas con el Principio en el que esté trabajando.
          De este modo lo recordará en las futuras situaciones en las que aparezca el mismo problema y lo superará más eficazmente. También piense en los elementos positivos del día y vea si puso en práctica uno de los Principios.
    4.   A medida que se avanza en la comprensión de los Principios, se podría tomar una situación dada y reflexionar acerca de ella a la luz de todos los Principios, deteniéndose en aquellos que mejor esclarezcan dicha situación.

    1° El principio de adaptación
    "Ir contra la evolución de las cosas, es ir contra uno mismo".
    Este Principio destaca que cuando por anticipado se sabe el desenlace de un acontecimiento, la actitud correcta es la de aceptarlo con la mayor profundidad posible, tratando de sacar ventaja aun de lo desfavorable. Estamos explicando que las cosas a las que no debemos oponernos son aquellas que tienen un carácter inevitable. Si el ser humano, por ejemplo, hubiera creído que las enfermedades eran inevitables, la ciencia médica jamás hubiera avanzado. Gracias a la necesidad de resolver problemas y a la posibilidad de hacerlo, la humanidad progresa. Si una persona queda sola en el desierto, ¿es inevitable que muera? Esa persona hará el esfuerzo de encontrar salidas a su situación y, en efecto, encontrará un oasis o bien la encontrarán a ella con más facilidad si utilizó todos los recursos posibles para hacerse ver a la distancia. Así es que este Principio se asienta en la situación de lo inevitable, para ser aplicado correctamente.
    2° El Principio de acción y reacción
    "Cuando fuerzas algo hacia un fin, produces lo contrario".
    Este Principio destaca que las personas y las cosas tienen determinados comportamientos y que resisten o facilitan nuestros proyectos si actuamos adecuadamente. Cuando movidos por impulsos irracionales, presionamos algo contra su propio comportamiento, observaremos que podrá ceder ante nuestras exigencias, pero la consecuencia a corto o largo plazo será que volverán efectos distintos a los que queríamos lograr.
    El ser humano es forjador de acontecimientos, da dirección a las cosas, tiende a planificar y cumplir proyectos. En suma, se dirige hacia fines. Pero la pregunta es: ¿Cómo va hacia sus fines? ¿Cómo hace entender a otra persona la solución de un problema presente: la violenta o la persuade? Si la violenta, ahora o después habrá reacción. Si la persuade, ahora o después se sumarán las fuerzas.
    Muchos piensan que "el fin justifica los medios" y obran forzando todo a su alrededor, logrando a menudo resultados exitosos. En ese caso, la dificultad viene después. El fin se ha logrado, pero no se lo puede mantener por mucho tiempo. El Principio que estamos comentando se refiere a dos situaciones distintas. En una, se obtiene el fin buscado, pero las consecuencias son opuestas a lo esperado. En otra, por forzamiento de situaciones, se obtiene un "rebote" desfavorable.
    3° El Principio de la acción oportuna
    "No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces, avanza con resolución".
    Este Principio no recomienda retroceder ante los pequeños inconvenientes, o los problemas con que tropezamos diariamente. Únicamente se retrocede, según explica el Principio, ante fuerzas irresistibles, tales que indudablemente nos sobrepasan al enfrentarlas. Retroceder ante las pequeñas dificultades debilita a la gente, la hace pusilánime y temerosa. No retroceder ante grandes fuerzas, hace a la gente proclive a todo tipo de fracasos y accidentes.
    El problema aparece cuando no se sabe anticipadamente quién tiene más fuerza, si uno o la dificultad. Eso habrá de comprobarse tomando pequeñas "muestras", haciendo pequeñas confrontaciones que no comprometan totalmente la situación y que dejen espacio libre para cambiar de postura si ésta fuera insostenible. Antiguamente se hablaba de "prudencia", ésa era una idea muy próxima a la que estamos explicando. Pero hay otro punto: ¿cuándo avanzar? ¿En qué momento el inconveniente se ha reducido en fuerza, o bien, en qué momento hemos ganado nosotros en fuerza? Vale la misma idea de tomar "muestras" cada tanto haciendo pequeños intentos, no definitivos.
    Cuando la fuerza está a nuestro favor y el inconveniente se ha debilitado, el avance debe ser total. Guardar reservas en tal situación es comprometer el triunfo porque no se va adelante con toda la energía disponible.
    4° El Principio de proporción
    "Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente".
    Esto quiere decir que, si impulsados por un objetivo desacomodamos toda nuestra vida, el logro del resultado buscado se verá sometido a numerosos accidentes y aun, si efectivamente se consigue, tendrá amargas consecuencias.
    Si para obtener dinero o prestigio desacomodamos nuestra salud, sacrificamos nuestra gente querida, nos despreocupamos de otros valores, etc., es posible que surjan tales accidentes, que no logremos el resultado buscado. En otros casos, puede ser que lo obtengamos pero ya no habrá salud para disfrutarlo, ni seres queridos con quienes compartir, ni otros valores que nos den sentido.
    "Las cosas están bien cuando marchan en conjunto", y esto es así porque nuestra vida es un conjunto que requiere equilibrio y desarrollo adecuado, no parcial.
    Si bien hay cosas más importantes que otras, cada persona debería tener una verdadera escala de valores para que lo primario, lo secundario, lo terciario, pudieran cumplirse proporcionalmente. Con la fuerza que debe aplicarse a cada cosa de acuerdo con la importancia fijada, todas marcharían en verdadero conjunto.
    5° El Principio de conformidad
    "Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones".
    Este Principio destaca en forma figurada la oposición de las situaciones. Sin embargo, tal oposición podrá ser conciliada si se modifica el punto de vista con respecto al problema.
    El excesivo calor del verano hace pensar compensatoriamente en el frío del invierno y a la inversa. Toda situación difícil hace evocar o imaginar a su antagónica, pero una vez en ella, vuelve la disconformidad. Entonces, la compensación nos lleva a su punto opuesto. Allí donde aparezca el sufrimiento, la compensación se pondrá en marcha, pero no por ello el sufrimiento mismo será vencido. Es muy distinto el punto de vista y el comportamiento frente a las dificultades, por parte de quien está orientado por un sentido de vida definido.
    Si alguien cree que su vida tiene un sentido y que todo lo que le sucede sirve a su aprendizaje y perfeccionamiento en esa dirección, los problemas que le aparezcan no tenderán a ser eludidos compensatoriamente, sino que los asumirá descubriendo también en ellos alguna utilidad. El frío del invierno será aprovechable y también el calor del verano y cuando cada uno se presente, esa persona dirá: "¿En qué se oponen las estaciones, si ambas me sirven?"
    6° El Principio del placer
    "Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente".
    Este Principio puede resultar chocante en una primera lectura, porque se piensa que se está diciendo: "Goza aunque perjudiques a otros, ya que el único freno es tu salud personal". Pues bien, eso no se está diciendo. En realidad se explica que es absurdo el deterioro de la salud por el ejercicio de placeres exagerados o directamente nocivos. Pero además, se destaca que la negación prejuiciosa del placer produce sufrimiento; o que el ejercicio del placer con problemas de conciencia, también es perjudicial. En fin, la idea principal es aquella de no perseguir el placer, sino de ejercitarlo sencillamente cuando se presenta, ya que buscar cuando no está presente el objeto placentero o negarlo cuando aparece, siempre son hechos acompañados de sufrimiento.
    A este principio (como a todos los otros), no hay que sacarlo del conjunto o interpretarlo de manera que se oponga a otros. De este modo, hay otro Principio que dice: "Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas". Por consiguiente, el sentido cambia cuando se ejercita el conjunto, no un Principio aislado.
    7° El Principio de la acción inmediata
    "Si persigues un fin te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas”.
    Enseña a obtener beneficio de toda situación intermedia que nos lleva al logro de un objetivo. No dice que no deban existir fines, ya que la planificación de cualquier actividad se realiza en base a fines. Se está explicando que dado un fin cualquiera, todos los pasos que llevan a él deben considerarse del modo más positivo posible. De otro modo, cualquier actividad anterior al logro del fin produce sufrimiento y, por lo tanto, si es que el fin se logra, pierde sentido por el costo vital que representa el sufrimiento invertido en los pasos.
    8° El Principio de la acción comprendida
    "Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolverlos."
    Invita a evitar la improvisación movida por impulsos irracionales. No dice que no haya que hacer algo, dado un problema, sino que simultáneamente al hacer, debe comprenderse. Casi todas las personas, frente a un conflicto y movidas por su ansiedad, se lanzan a solucionarlo sin comprenderlo en su raíz. De esa manera, se complica aún más el problema y éste motiva a otro, en una cadena inagotable.
    9° El Principio de libertad
    "Cuando perjudicas a los demás, quedas encadenado. Pero, si no perjudicas a otros, puedes hacer cuanto quieras con libertad".
    De comienzo explica que crear problemas a los demás tiene por consecuencia que los otros se lo creen a uno. Además, dice que no hay motivo para dejar de hacer lo que se quiere si nadie se perjudica con tal acción.
    10° El Principio de solidaridad
    "Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas".
    Este Principio es de grandes consecuencias porque lleva a una apertura, a una comunicación positiva con los otros seres humanos. Sabemos que el encerramiento en uno mismo genera problemas más o menos graves. El llamado "egoísmo" puede reducirse precisamente a un problema de encerramiento y falta de comunicación. El Principio otorga importancia al hecho de ir positivamente hacia los otros y complementa al Principio anterior que recomienda: "No perjudiques a otros", pero la diferencia entre ambos, es grande.
    11° El Principio de negación de los opuestos
    "No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos; lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando".
    Aquí no se explica que haya que abandonar todo bando. Aquí se sugiere considerar la posición en que uno se encuentra, como resultado de factores ajenos a la propia elección; factores educacionales, de ambiente, etc. Tal actitud hace retroceder el fanatismo, al tiempo que permite comprender los bandos y las posiciones que asumen otras personas.
    Evidentemente, esta forma de considerar el problema de los bandos contribuye a la libertad de la mente y tiende un puente fraterno, hacia las demás personas aun cuando éstas no coincidan con mis ideas, o aparentemente se opongan a mis ideas.
    Este Principio, al tiempo que reconoce la falta de libertad en las situaciones que uno no ha construido, afirma la libertad de negar las oposiciones si son parte de las mismas situaciones.
    12° El Principio de acumulación de las acciones.
    "Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte".
    Aquí se quiere decir que todo acto que se realiza queda grabado en la memoria y desde allí influye en las otras vías. Por tanto, la repetición de actos que dan unidad interna o que generan contradicción, van formando una conducta que condiciona a las acciones posteriores en alguno de los dos sentidos. Repetir los actos de unidad interna significa ejercitar los Principios en la vida diaria. También se da a entender que no se trata de la repetición de un acto (o de un Principio aislado), sino de un conjunto de actos de unidad interna.
    Sin duda que al ejercitar todos los Principios nos encontramos con una disciplina integral, capaz de ir transformando nuestra condición sufriente en una nueva forma de vida de creciente unidad interna y, por tanto, de creciente felicidad.
    A veces, sumando actos contradictorios se construye la vida de una persona o de un conjunto humano. También sucede que pueden aparecer muchos resultados exitosos durante un tiempo, pero antes o después se producirá la catástrofe porque la base de toda esa vida es falsa.
    Mucha gente ve solamente las anécdotas exitosas, pero no alcanza a comprender el proceso de esa vida y, sobre todo, su absurdo final.


    Tema formativo Nº 9. Manual de Temas Formativos y Prácticas para Mensajeros