1


Este blog encuentra su propósito en El Libro, la Experiencia y el Camino.

2

Sin la experiencia todo es dudoso, con la experiencia de la Fuerza tenemos evidencias profundas

3

...y no necesitamos de la fe para reconocer lo Sagrado.

Sobre el agradecimiento...





Relato de experiencia sobre El agradecimiento como vía de Ascesis
Ariane Weinberger
(extracto)

...Esta primera etapa es una fase de observación. A esta altura, mi intención es sobretodo prestar más atención a mí misma, a mis actos. Tomo conciencia, para mi gran sorpresa, que agradezco muy seguido en un mismo día, agradezco más de lo que pido.

Mi agradecimiento es simple: digo “gracias”. A veces en voz alta pero, en general, mentalmente. A veces con la mano en el corazón, pero no necesariamente. ¿Qué agradezco? ¿A quién agradezco?
Empiezo por observar mejor lo que agradezco, mis “objetos” de agradecimiento.

 Agradezco una buena intención, una bella emoción, un hermoso recuerdo, un bonito sueño, una buena idea, una comprensión, una inspiración, un aprendizaje, una coincidencia, una intuición, el contacto con el guía interno o con seres que ya no están en este espacio-tiempo…
Agradezco cuando supero una resistencia, convierto una dificultad, transformo una irritación en compasión, cuando intento o logro ayudar a alguien, sentir lo humano en el otro, escuchar sin juzgar, quedarme centrada en una situación desestabilizante, expresar sin miedo lo que me parece justo…
Todo acto válido, unitivo. Agradezco una bella conversación, una buena noticia, una sonrisa devuelta, la amabilidad de una persona, cuando veo que una persona avanza, que está feliz…
Agradezco también una música hermosa, una lectura inspiradora, un buen café, una bella flor, un bonito cielo, un lugar para estacionarme, unos trámites logrados… y todos los pequeños placeres de la vida.

Lo que agradezco, en realidad, son los registros “positivos”. Efectivamente, a estas alturas, agradezco “cualquier cosa”, siempre que me procure un registro positivo, a mí misma y/o a otras personas, lo cual es lo mismo en realidad.
Agradezco todo lo que reconozco como “bello y bueno”, en diferentes planos y en diferentes grados de profundidad, yendo de los pequeños placeres de la vida a registros de profunda alegría, bondad, unidad, libertad, sentido… en relación con una experiencia elevada, sagrada.
Agradezco registros asociados a “objetos de conciencia”, que provengan del mundo externo o interno (de los sentidos, de la memoria, de la imaginación, o de traducciones de contacto con lo sagrado, es decir de espacios más profundos). En cuanto al reconocimiento de un registro positivo, siempre está asociado a la alegría y a la gratitud.

¿Y a quién agradezco?

En realidad, no me detengo mucho en esta pregunta, la necesidad de darle una respuesta se presentará más tarde. Antes, cuando el agradecimiento venía después de un pedido realizado, se dirigía, en general, al guía interno, algunas veces al Propósito, como también el pedido previo. Pero con ese agradecimiento tan frecuente, me doy cuenta que no hay un “destinatario único”. A estas alturas, no hago distinción entre “aquello a lo cual agradezco” (en el sentido de agradecer “por” algo) y “a quién agradezco” (en el sentido de agradecer a alguien). 
Las cargas del agradecimiento son lanzadas hacia todos lados en mi espacio de representación. Sin embargo, advierto que, después de un cierto tiempo, el agradecimiento se vuelve más global: efectivamente, después de varias horas o días, según la frecuencia y la intensidad del agradecimiento, termino por agradecer más “globalmente”, agradezco a la Vida misma...

No hay comentarios:

Publicar un comentario